Situada en la parte más alta de una pequeña colina que domina la parte antigua de Fraga, encontramos los restos de una antigua iglesia, dedicada a San Miguel. Esta fue construida a finales del siglo XIII y principios del XIV, adoptando las formas del estilo gótico. Si el visitante se acerca hasta este cerro, le costará encontrar este templo, pues ha sido incluido dentro de un nuevo edificio moderno destinado a usos culturales.

La iglesia estuvo amurallada, por encontrarse en un enclave estratégico. De hecho, este fue el motivo por el que durante las Guerras Carlinas se utilizó como recinto militar y por eso se le conoce popularmente como "El Castillo".

El templo, que ha perdido la cabecera, estaba formado por una sola nave que tenía una cubierta de madera a dos aguas, reforzada por cuatro arcos de diafragma apuntados. Estos han conseguido superar el paso de los siglos, a pesar de que la cubierta ha desaparecido. Sus claves están esculpidas. Destaca una donde vemos a Jesús en Majestad, San Miguel luchando con el demonio, el Agnus Dei y motivos vegetales.

Como es habitual en el gótico de Cataluña y Aragón, en los muros laterales se abren capillas en el espacio entre columnas, en este caso, tres a cada lado. En los arcos que dan paso a estas capillas se esculpieron varios motivos heráldicos.

El muro oeste del antiguo templo es la única parte visible desde el exterior.

En él se abre la puerta de acceso, muy erosionada y formada por dos arquivoltas de medio punto decoradas con boceles y escocias. El conjunto está protegido por un guardapolvo.